Tengo una fractura del quinto metatarsiano, qu hago?

Publish date: 2024-06-30

La fractura del quinto metatarsiano es la más frecuente que afecta a los huesos del pie, según señala a CuídatePlus Ramón Navarro, traumatólogo especialista en Pie y Tobillo de la Clínica Cemtro, en Madrid. Tal y como describe, "esta lesión, se produce, normalmente entre la segunda y la quinta década de la vida y está íntimamente relacionada con la práctica deportiva". 

Para su abordaje, lo primero que hay que hacer es determinar la localización exacta de la lesión: "Fracturas del quinto metatarsaino en fracturas de la base, en fracturas metafisarias (fractura de Jones) o en fracturas diafisarias".

Esto es importante porque cada una de estas fracturas se producen de una forma diferente. Según el experto, "las de la base se producen por un mecanismo de inversión/abducción del pie en la que la acción del tendón peroneo lateral corto (y estructuras de la fascia plantar) realizan una tracción excesiva y acaba por avulsionar un fragmento óseo".

Sin embargo, en la zona metafisaria, más conocida como fractura de estrés, "está producida por microtrauamtismos repetidos, derivado de un mal calzado, mala adaptación de los tacos de la bota de fútbol, etc.".

Por todo esto, tal y como indica Navarro, "existe mayor riesgo en pacientes con actividad fisica de impacto". Así mismo, en el caso del fútbol, el experto "considera fundamental dedicar a elegir bien la bota, con el ajuste posicional de los tacos y adaptar el tipo de zapatilla a la superficie del terreno de juego y a las características tácticas y posicionales del deportista".

¿Qué síntomas tiene?

Un paciente sabe que puede tratarse de esta lesión por síntomas como "dolor en la región lateral del pie, con tumefacción o hinchazón e imposibilidad para continuar con la actividad deportiva", recuerda. Éstos son los síntomas principales de la fractura aguda.

Sin embargo, ante una fractura o lesión de este tipo, es importante acudir al especialista para hacer diagnóstico diferencial con el esguince agudo de tobillo, "y es que la fractura puede pasar despercibida si no se sospecha, se explora bien o se incluye la base del quinto metatarsiano en la exploración radiológica de urgencias".

En el caso de las fracturas de estrés, es característico sentir "dolor crónico en la cara lateral no muy intenso pero que limita la práctica deportiva", describe. En estos casos, si el estudio radiológico simple no es concluyente y se sospecha de una lesión por estrés "se deberán solicitiar estudios complementarios como resonancia magnética o tomografía computarizada (TAC)". 

¿Inmovilizamos?

Ante una sospecha de fractura aguda o un esguince de tobillo de alta energía, lo primero que hay que hacer es "acudir a un servicio de urgencias traumatológicas para un primer diagnóstico y para el tratamiento inicial", recuerda Navarro. Posteriormente, lo ideal sería "hacer un seguimiento estrecho para un  tratamiento definitivo en una Unidad de Pie y Tobillo".

Tras el diagnóstico en el caso de las fracturas de la base y diafisarias, se optará por "el tratamiento conservador en la mayor parte de los casos siempre que no exista un desplazamiento mayor de 2 mm del fragmento", apunta.

Sobre la inmovilización de la zona, Navarro indica que hoy por hoy existe cierta controversia respecto al tiempo de inmovilización. En estos casos, en su unidad optan por "un tiempo reducido de ferulización y carga parcial progresiva y protegida con bota asociada a una fisioterapia precoz del resto de estructuras no lesionadas".

En las fracturas de estrés (metafisarias) "se recomienda un manejo quirúrgico, puesto que, aunque no exista desplazamiento en esta región, hay más riesgo de retraso de consolidación", señala. Para esta lesión, la técnica que utilizan en su centro es un tornillo intramedular a compression del foco de fractura.

En cuanto al tratamiento, Navarro recuerda que es fundamental ya que "el principal problema de no tratar este tipo de fracturas es el retraso de consolidacion (pseudoartrosis)". Por eso, insiste en que "es importante estar atentos, sobre todo en las fracturas metafisarias a la hora del manejo inicial".

Prevención

Para prevenir esta lesión, según Navarro lo principal es incidir en el entrenamiento propioceptivo del tobillo "que consiste en entrenar la estabilidad intrínseca para evitar episodios de entorsis (lesión cerrada de una articulación debido a un giro brusco) en pacientes con torceduras de repetición".

Otra cuestión importante en prevención primaria, es el uso de ortesis plantares en deportistas con alteraciones del eje.  Además, como recuerda, es clave "el ajuste del calzado deportivo, sobre todo en la práctica del fútbol".

ncG1vNJzZmibpZ6xosDEqaOuq16irrOvwGeaqKVfmremvsKimqKnXZu2tLXCqGZraGFtfHJ9jmlvaJ6ilrC1wdGaZKqtmaPBsHnMnquarJGnwKqtzahkZmlmbIZ6fI2hq6ak