Nios que duermen mal, podra ser epilepsia?
Por las noches se despierta a menudo o tarda en dormirse, padece pesadillas, sonambulismo o bruxismo y durante el día le notas irritable y le cuesta concentrarse. Estos son algunos de los posibles trastornos del sueño que pueden estar indicando que un niño sufre de epilepsia. Y no es nada extraño: alrededor de un 80% de los niños con epilepsia presentan algún tipo de alteración del sueño, según un estudio llevado a cabo por el área de Neuropediatría del Hospital Universitario General de Villalba (Madrid). Resulta muy habitual pensar que una epilepsia se manifiesta con convulsiones y no siempre es así.
“Los trastornos del sueño son muy frecuentes en los niños y, mucho más aun, en los niños que padecen epilepsia”, apunta Marta Furones, neuropediatra de este hospital. Según explica la especialista, esta enfermedad y el sueño están muy vinculadas y de alguna manera se retroalimentan. “Tienen una relación compleja y bidireccional” y cuando se aplican medidas de higiene del sueño, la epilepsia se controla mejor. Los trastornos del sueño más habituales en niños con epilepsia son el insomnio (31,5%), la somnolencia diurna (47%), las parasomnias o interrupciones anormales del sueño (52%) y el síndrome de apnea-hipopnea (20%).
“Los niños que tienen epilepsia presentan un mayor número de trastornos del sueño, fruto de la propia epilepsia, de los fármacos antiepilépticos que toman y de las crisis que sufren durante la noche. Del mismo modo, las alteraciones en el sueño parece que se relacionan con el control de la epilepsia. De hecho, varias investigaciones apuntan que mejorando el sueño se podría mejorar de forma paralela la epilepsia”, explica Furones.
Distinguir una epilepsia de un trastorno de sueño
Las crisis epilépticas en la infancia “suelen aparecer al inicio del sueño, mientras que los trastornos del sueño como las pesadillas pueden tener características variables dependiendo del día y aparecen varias horas después de dormirse”, señala la doctora Furones. Y añade: “Hay un determinado tipo de epilepsia (epilepsia del lóbulo frontal), que puede confundirse con otros trastornos del sueño, como el despertar confusional, el sonambulismo o los terrores nocturnos. Todos estos cuadros pueden cursar con alertamientos y movimientos complejos durante el sueño, como el pedaleo, por lo que no es fácil distinguirlos”.
¿Cómo saber si el trastorno de sueño se vincula a una epilepsia pediátrica? Es una tarea que corresponde a un especialista, "en caso de movimientos “raros” durante la noche se recomienda que consulte con su médico”, apunta Furones, quien resalta la importancia de que los padres conozcan las características del sueño normal para detectar precozmente si existe un problema y, a la vez, para evitar hábitos que no son beneficiosos, entre ellos, necesitar la presencia de los padres para dormirse o el uso de smartphones y tabletas.
La pediatra Furones resalta el impacto del diagnóstico de epilepsia en un niño en el ámbito familiar. Cuanto esto sucede, “es frecuente que los hábitos de toda la familia cambien, y en muchas ocasiones se realizan conductas, propiciadas por el miedo de los padres que su hijo tenga una crisis, que no favorecen un sueño reparador, como puede ser iniciar de nuevo el colecho o estar presente mientras el niño concilia”.
Consejos para una buena higiene del sueño infantil
La doctora Marta Furones recomienda enseñarles a dormir desde los primeros meses de vida, creando rutinas de sueño y acostumbrándoles a acostarse despiertos en su cama para aprendan a dormir solos, entre otros hábitos de sueño saludables:
- Mantener un horario regular, incluso en los días en los que no van al colegio.
- En los niños pequeños, es útil establecer rutinas para irse a la cama, por ejemplo: baño, cena, cuento y a dormir.
- Crear un ambiente tranquilo y con una temperatura agradable en la habitación
- Lo ideal es que el niño se duerma en su propia cama, no en brazos de los padres o en la cama de los progenitores.
- Hacer ejercicio físico de forma regular, evitando las horas antes de ir a dormir.
- Tener exposición a la luz solar durante el día, de forma predominante por la mañana.
- Evitar pantallas y tecnologías en las horas antes de dormir.
Epilepsia y sueño: una relación bidireccional también en adultos
Aunque la incidencia de esta enfermedad — que en España padecen 400.000 personas, según estimaciones de la Sociedad Española de Neurología (SEN) — es mayor en niños y adolescentes (y personas mayores), la epilepsia afecta a todas las edades. Y la relación bidireccional con el sueño también se da en los adultos. “Un 44% de los pacientes con epilepsia presentaban trastornos del sueño, según un estudio en el que participaron varios centros, si bien eran personas con esta enfermedad peor controlada”, explica el doctor Juan José Poza, coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN.
“El problema de la epilepsia es que es una enfermedad muy heterogénea. Hay pacientes con una epilepsia muy controlada con poca medicación y presentan menos frecuencia de trastornos. Pero aquellos que tienes más crisis y cuya enfermedad está menos controlada deben tomar más fármacos y las alteraciones son mayores”.
“Estos pacientes peor controlados también tienden a ser más sedentarios, con lo cual la tendencia al sobrepeso también es algo mayor y esto facilita tener apneas obstructivas durante el sueño. Al final son cosas que unas van interfiriendo en otras”, puntualiza el especialista. Poza afirma que, debido al aumento de la longevidad de la población occidental, el grupo mayor de pacientes con epilepsia son cada vez más los que superan los 50 años y afecta por igual a hombres y mujeres.
El médico especialista de la SEN recomienda seguir estas pautas para una mejor higiene del sueño en adultos:
- Intentar acostarse y levantarse más o menos a la misma hora, incluidos los fines de semana
- Dejar un periodo de desconexión de poca actividad antes de ir a la cama
- Hacer ejercicio, pero mejor por la mañana y nunca cerca de la hora de acostarse. Y si puede ser al aire libre, porque “añadimos al efecto del ejercicio el efecto de la luz, la cual sincroniza el reloj biológico”.
- Intentar no hacer cenas demasiado copiosas
- Evitar consumir alcohol o bebidas estimulantes a partir de las 17.00 o las 18.00 horas.
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